Joaquín Rodrigo es el compositor español más universalmente conocido. Su obra, junto con la de Falla, es la de mayor presencia en las salas de conciertos de todo el mundo. La incorporación de la guitarra como instrumento solista supuso una singular aportación al repertorio orquestal, que contribuiría a catapultar a la fama internacional a extraordinarios guitarristas como Pepe Romero, Narciso Yepes, Alirio Díaz&hellip. El éxito del Concierto de Aranjuez ha tenido un alcance popular como quizá no lo ha tenido ninguna otra pieza clásica del siglo XX. Su difusión es sencillamente abrumadora, tanto las grabaciones orquestales como las innumerables versiones y arreglos para música ligera y de jazz… Con motivo del centenario de su nacimiento, el documental relata la vida de Joaquín Rodrigo y la significación de su obra en la historia de la música, reflejando la voluntad laboriosa y creativa del artista invidente, la lucha ante la adversidad y la penuria, la modestia y la asimilación del éxito, la aventura y el amor vivido junto a su esposa Victoria Kahmi. La banda musical tiene un relieve singular en el documental. Vemos a Joaquín Rodrigo, conocemos al personaje, entramos en su universo vital, pero también escuchamos los ritmos de su universo sonoro. Se trata de narrar conducidos por el hilo cronológico de sus composiciones y con el “tempo” que imprimen sus melodías. La estructura secuencial está contrapunteada por breves opiniones de músicos y expertos musicólogos que aportan rigor y criterio en el aspecto artístico y analítico. También contamos con las intervenciones de sus familiares y amigos, que aportan inmediatez y proximidad a la anécdota, a lo íntimo…. Además de las entrevistas, el tratamiento de la imagen se aborda con material de archivo (foto, cine, video) y con material original, rodado en localizaciones de Sagunto, Valencia, Cullera, Madrid, París, Baden-Baden, Friburgo, Istanbul y Barcelona. Transitamos con la estela subjetiva de la cámara por los lugares habitados, evocando con la música los momentos ocurridos, y dejando que las palabras del narrador o del entrevistado sean pertinentes y breves.